A medida que avanzamos en los Pasos, nos resulta indispensable contar con la ayuda de aquellos que han seguido este camino antes. En los programas de Doce Pasos, el término comúnmente utilizado es patrocinador.
Los miembros experimentados aconsejan conseguir un patrocinador temporal tan pronto como uno tome en serio la recuperación. Más adelante, cuando estemos mejor establecidos en la confraternidad, podremos elegir otro.
Abandonar nuestra adicción puede dejarnos en un estado de shock emocional y espiritual que puede persistir durante algún tiempo. Nuestro sexaholismo nos ha separado tanto de la realidad y de los demás que a los demás les podemos parecer que “no estamos ahí”. No podemos ver la verdad sobre nosotros mismos porque estamos perdidos dentro de nosotros mismos. Y durante algún tiempo sufrimos de visión de túnel, miopía, hipermetropía, astigmatismo o todas ellas juntas: cualquier cosa menos visión normal. Por lo general, es necesario sostener el espejo y empujar suavemente o no tan suavemente y, sobre todo, necesitamos el ejemplo de una vida que lo está logrando.
Asumimos la responsabilidad de nuestra propia recuperación, pero no permanecemos aislados y “a cargo” de ella. Nos rendimos a Dios y seguimos la dirección del patrocinador. Así, vamos a reuniones y comenzamos a hacer nuestra Conexión con la gente. Solos no podemos hacer la transición a la realidad.
La perfección en el patrocinador no es necesaria ni posible. Lo que cuenta es tomar la acción de salir de nosotros mismos, aunque puede que no sea lo que nos apetezca hacer. El padrino puede ayudarnos a vencer el engaño de que sólo debemos hacer lo que nos apetezca. “Toma la acción”, dice el patrocinador, “y los sentimientos te seguirán. Si esperas primero a sentir la sensación, nunca sucederá”.
© 1982, 1989, 2001 SA Literatura.
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